Hipolítico

Neo-enciclopedismo, o cosas placenteras

Como he insinuado en mi escrito acerca del estilo de Borges, mis preferencias literarias no tienden al realismo literario (con las únicas excepciones siendo quizá el de Machado de Assis, Eca de Queiroz, Xavier de Maistre y cualquier blog escrito por un individuo profundamente perturbado) sino al concepto, al interesantismo, la obra de ficción que deja al lector reflexionando y que hace ver al escritor como una persona muy inteligente.

Hay dos formas de hacer esto, a través de lo que dije en el artículo ya mencionado, el uso de conceptos, temáticas o arquetipos para envolver una historia o, el caso en el que me voy a concentrar hoy, a través de las digresiones sobre temáticas interesantes o comentarios dramáticamente incisivos ensartados dentro de la narrativa. La escuela de Thomas Pynchon y Michel Houellebecq.

Las mejores partes de Gravitys Rainbow son aquellas en donde algún narrador cuenta una complejísima conspiración o algún evento histórico. Mi favorito siendo la historia de como uno de los personajes participó en la incorporación del nuevo alfabeto turco en Asia central. En el caso de Houellebecq, aunque no podemos descartar el realismo sucio y fidedigno de sus obras (curiosamente sus influencias no son para nada dentro del realismo) un gran elemento de sus novelas son las digresiones a los pensamientos de sus personajes, las reflexiones acerca de la lectura en Sumisión, La paranoia y constante comentario cultural de Las partículas elementales, etc. Parece que en muchos sentidos, los grandes novelistas son grandes compiladores de curiosidades.

Pero no solo los novelistas, pues como recientemente me he enterado, el director de cine Lars Von Trier mantiene una colección de obras literarias de las cuales saca curiosidades, la llama su “colección de cosas placenteras”. Su más reciente película, “The house that jack built”, la cual ha sido además una de mis preferidas de su cinematografía, utiliza este elemento profusamente a través de diálogos extendidos entre dos voces acerca de toda clase de curiosidades y teorías que no tienen una conección directa con la trama más allá de la caracterización de los personajes (Algo similar a como los diálogos entre Andrés Hurtado y el Doctor iturrioz en la novela El árbol de la ciencia de Pío Baroja, un duelo de Filosofías dispares).

He decidido hablar sobre esto pues recientemente me he asombrado por todas las clases de enciclopedismo que existen hoy y todos los enciclopédicos que circulan en la web. Si eres un adicto a la internet que circula por los sitios indicados, los foros oscuros o tablones de imágenes, encontrarás miles de expertos en las más extrañas áreas de conocimiento: Estudiosos del Anime de los años 80, Doctos en ideologías políticas extremas, connoisseurs de esotéricos juegos de estrategia, Cognoscenti de la más depravadamente inescuchable mezcla de Neo-folk, Noise, Martial industrial y J-pop, Tecnicos de vastos repositorios de pornografía minuciosamente catalogada en infinitos fetiches, Hombres del renacimiento de toda arte que no importa y toda destreza que da pena.

Y que bueno es esto, que la internet permite esta explósion de creatividad, estudio y poder humanos aunque este sea puesto en manos de los pretéritos. Que bueno que nuestras vidas puedan ser enriquecidas por estas “cosas placenteras”, expandiendo la condicion del hobbyist inglés o el Otaku japonés ha todos nosotros. Que mejor forma de esperar la muerte que coleccionando estas cosas placenteras.

Volver...